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Gratitud, el conejito con manchas verdes

30.06.2015 23:45

por Sarahi Fuster

"No puedo encontrar el conejo con las manchas verdes. Es el único que me falta. Dicen que está agotado, pero no seré feliz hasta que lo tenga", escuché decir muy agobiada y frustrada a la señora que venía sentada junto a mí en el metro. A la parada siguiente, en Balderas, todos bajamos en contracorriente a un ciego que luchaba por subirse antes de que las puertas cerraran. Por cierto, la señora que añoraba completar su colección con el conejo de manchas verdes, no reparó ni un segundo en dejar entrar al ciego, creo que ni siquiera se percató de él, al parecer a todos nos veía con cara de conejos con manchas verdes.

¿Cuántas veces no hemos añorado tener algo para luego ser felices? Y con esta pregunta quiero comenzar con este artículo que traía entre el cerebro, la lengua, los ojos y los dedos (bueno, por fin salió).

Justo hace unos días me sorprendí a mí misma quejándome porque mi fleco no se veía bien, así que pasaba unas cuatro veces por minuto por el espejo para acomodarlo (sin exagerar), cuando por fin caí en la cuenta de que, aunque se hacía del otro lado del que yo no quería que se hiciera, allí estaba, tan florido y gritando ser amado por mí misma (aunque sea que estuviera como gallito feliz). En verdad estamos cegados por nuestras ambiciones, a veces, por algunas muy absurdas (como mi fleco), tanto que nos hacen perder de vista lo que tenemos a nuestro alrededor. Estamos tan inmersos en "eso" que deseamos y queremos que nos cegamos a las dichas que nos da con tanto amor nuestro Padre Dios. Solemos olvidarnos de que tenemos comida las 24 horas del día disponible en nuestro refri; olvidamos que tenemos una cama y unas cobijas para taparnos; tenemos lagunas mentales hacia el hecho de que poseemos todas nuestras extremidades y aún así, a veces, ni siquiera queremos pararnos a dar el asiento a los necesitados. Yo me pregunto si vale tanto la pena esperar a ser felices hasta que "consigamos nuestro conejito con manchas verdes que falta en nuestra colección".

El fin de semana que di un recorrido por el centro, de verdad me sorprendí al ver a tantos jóvenes hombres llenos de tanta energía para luchar por una causa que no tiene un efecto positivo para la sociedad, que además son una minoría, sí los homosexuales (ya se que me quieren apedrear), pero ver a tantos hombres reunidos por exigir que les validen "lo invalidable" habla mucho de nuestra falta de gratitud. Ustedes dirán que qué tiene que ver una cosa con la otra. Pues bien, resulta que todo ese porcentaje de hombres y mujeres homosexuales representa a una gran cantidad de personas insatisfechas por "su propio género" y eso habla mucho de la sociedad en la que vivimos hoy en día. Utilizamos nuestros propios cuerpos para hacer cosas que no sirven para nada. Cuando vi a todos esos hombres intentando caminar como mujeres, traté de visualizarlos utilizando los grandes músculos, de los cuales se jactan, para arar la tierra, para trabajar por hacer grande a su propia nación, trataba de imaginarlos besando a una mujer y teniendo la valentía de llevarla al altar y hacerse responsables de engendrar una nueva vida con una mujer como debe ser. Nos rechazamos a nosotros mismos, somos intolerantes al papel que se supone debemos hacer en este mundo, tan simple, pero que hemos complicado tanto con nuestras muchas ambiciones sin dirección más que hacia nuestro ego y hacia una muy certera confusión acerca de nuestra propia existencia en el mundo.

Bueno ¿qué significa ingratitud? Según el DRAE, ingratitud es el olvido o desprecio de los bienes recibidos. Mmmm esto me hace pensar que incluso, para quienes son ateos, la gratitud es importante. ¿Qué sucede cuando no agradecemos? Yo puedo pensar que cuando no agradezco es porque simplemente algo no me interesa, o no me place, no me llena; por lo tanto, siempre voy a estar en busca de más. No es un conformismo hacia la vida, sino hablo de valorar lo que nos rodea, de ser más perceptivos hacia lo que ya tenemos, eso nos hace amar la vida en todos sus aspectos, y para los que somos creyentes, amar a Dios sobre todas las cosas.

La gratitud nos ayuda a crecer porque así abrimos los ojos para actuar y no para seguir pensando y fantaseando sobre lo que no existe y que es muy probable que, aunque lo consigas, después ya no valorarás. Así también lo veo en las nuevas generaciones de mujeres y hombres. Por un lado las mujeres siempre compitiendo por ver quién es más bonita que quién, quién atrae más que quién y mientras más desnudas mejor; mientras los hombres idealizan a mujeres bellas, llenas de maquillaje, medio desnudas, con los senos operados y llenas de banalidad en el cerebro (por supuesto originado por nosotras mismas como mujeres), sin mencionar a los que sin satisfacerse con una mujer, también desean a un hombre que irónicamente se cree mujer.

Ya no nos basta con defender nuestros derechos humanos concedidos por Dios mismo, sino que luchamos por causas que sólo ocupan a minorías y que además son indefendibles, como el aborto. Somos capaces de llegar a luchar por los derechos de los pedófilos (ya falta poco). Ojalá todos se detengan un minuto de lo que estén haciendo y den un vistazo a su alrededor, van encontrar que tienen un hogar, que hay cientos de personas allá afuera trabajando por producir nuestro alimento, que hasta la más mínima mosca ayuda a que nuestro ecosistema siga sobreviviendo (ya sé que exageré). Dejemos de quejarnos por lo que no tenemos y empecemos a dar gracias por lo que tenemos, inmediatamente van a sentir un golpe de energía en el corazón, será como renacer de la oscuridad. Si creen en Dios, vuelvan los ojos a Él y griten con todas sus fuerzas que le agradecen por cada minuto de vida que nos da, pues eso nos da la oportunidad de seguir creciendo y aprendiendo, de hacer y deshacer.

Dejemos de ser títeres de quienes sean que nos quieran controlar, y seamos más conscientes de lo que somos en verdad. Luchemos por lo que en verdad vale la pena, tan sólo hay que mirar alrededor para actuar. Yo sé que lo que vale la pena es muy subjetivo, pero creo que todos los que tenemos la capacidad de razonar, sabemos muy bien lo que se necesita hacer, lo que hay que dar para llenar carencias, lo que hay que cambiar para evolucionar y lo que hay que aprender para enseñar.

 

"Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido" Ro 1:21

Foto: tuve que buscar al bendito conejo de manchas verdes, mmm

El presente (¡Feliz año!)

30.12.2014 16:01

por Sarahi Fuster

Esta mañana mi madre me dijo "creo que deberías ser más alegre", por su puesto no esperaba más con la cara de espanto con la que había amanecido, entonces me di cuenta de que este año se había reducido a esa frase milimétrica de tiempo. No soy muy afecta a festejar el hecho de que cambiamos de año o a decirle adiós al año viejo, no precisamente por pesimismo ni por ir en contracorriente, sino porque se me hace que es como festejar que una flor nazca en primavera. Solemos creer que al festejarlo el pasado se irá (no sé a dónde) y que el futuro sólo trae momentos buenos (cual buen augurio), pero ¿y el presente? Pienso yo que nos olvidamos mucho de nuestro presente y la razón es que pensamos mucho y actuamos poco, deseamos mucho y vivimos poco. Mucho me he preguntado si esa es la razón por la cual mi madre me dijo eso esta mañana. A lo mejor, a veces me encuentro tan inmersa en mis pensamientos que, sin darme cuenta, muero por instantes.

El presente dura tan poco que ni siquiera podemos saber qué es en verdad, así que preferimos esperar a que se acabe el año para comenzar de nuevo, como un rayo de esperanza al final del túnel ¿pero cuál túnel? ¿la vida? Si Dios fuera visible me gustaría ver sus reacciones hacia nuestro comportamiento como cuando Jesús dijo "Dios, perdónalos porque no saben lo que hacen".

A lo mejor Dios creó el dolor para recordarnos el presente, o la risa, porque cuando hay risa, dolor o llanto no piensas en nada más que en eso. Hace unos años leí el libro de El secreto (¿quién no lo ha leído?) y, la verdad, lo mal interpreté por completo, en uno de mis intentos por saber qué era vivir el presente intenté aplicar el supuesto "poder de la intención" del cual habla página tras página el libro, así que, un día que fui con mi familia a un restaurante, fijé mi vista  en una charola de pan que iba cargando una mesera y pensé (como tipo película de Carrie y entrecerrando los ojos) "que se le caiga la charola, que se le caiga" y ¡pum! que se le cae, fue tanto mi miedo de pensar en lo que podíamos ser capaces de hacer cuando deseamos el mal que, la verdad, decidí olvidarme de todo ese rollo mental de "tirarle las cosas a la gente sólo porque se te pega la gana". Hablando más en serio, descubrí con el paso de los años que la magia mental no existe, o al menos no como la magia del mago Merlín, quizá lo que sucedió esa vez con la mesera había sido sólo casualidad, y finalmente me di cuenta de que ése no era el presente, desear cosas o situaciones todo el tiempo, fantasear sobre lo poco probable e intentar cambiar el pasado en definitiva no es el presente.

Dios este año me dio una gracia muy hermosa, además de todas las demás que siempre me da, todo el tiempo (por las cuales jamás terminaría de agradecerle), este año me dio la bendición de convivir con niños y aprendí que la sonrisa que ellos te dan a cambio de nada es el presente; cuando tocan tu nariz para descubrir cómo se siente, eso es el presente; o como cuando con sus deditos te jalan los botones del suéter para ver qué pasa, sí, en definitiva es el presente. Observarlos hacer sus locuras es vivir. Pensar como ellos es el presente. ¡Benditos niños, qué bonita manera de vivir el presente!

El día que entendamos que sólo está en nosotros la voluntad de cambiar, de ser mejores, de compartir, de sonreír, de vivir tal como los niños lo hacen creo que entenderemos la vida y, por supuesto, el bendito presente.

¡Gracias Dios, por tan grande regalo!...Que tengan un muy feliz año hoy y todos los días.

"Todas las personas mayores fueron al principio niños. (Aunque pocas de ellas lo recuerdan.)" Antoine de Saint Exupery

"Las personas mayores nunca son capaces de comprender las cosas por sí mismas, y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones." Antoine de Saint Exupery

Paradigma (¿o confusión?)

19.11.2014 10:29

por Sarahi Fuster

   Tiene ya unos años que este término ha estado haciendo "paradigmas" en mi cabeza. Su significado es tan confuso que he terminado por rendirme al "paradigma" de su significado. Por las noches medito sobre el mismo y toda vez que lo hago es como un arrullar a mis sentidos porque, en definitiva, no sé cómo emplearlo. Cuando veo la tele, los comentaristas suelen utilizarlo mucho en cuestiones políticas, de hecho, cuando lo mencionan acabo por no ponerles atención para meditar sobre lo que significa en su contexto político. Es más, hice una tesis en la que le dediqué todo un capítulo al "paradigma lingüístico" y ni así lo puedo emplear en mi vida corriente.

   Los científicos, con sus pensares más exactos y, más que exactos, cuadrados, lo utilizan para englobar teorías o el conjunto de observaciones e interrogantes para hallar respuestas (qué dolor de cabeza), y al final de todo, terminan diciendo que el término no es exacto, así que prefieren utilizar "conjunto de teorías" que al final suena menos confuso.

   Finalmente, ahora entiendo que yo misma soy un paradigma, y no sólo yo, sino toda la sociedad en sí. Somos tan cambiantes que nunca sabemos con qué significado vamos a terminar. Me parece que el significado más cercano del término paradigma y, que creo que es el más predominante en todas sus acepciones a lo largo de la historia, es que es un conjunto de factores, características, estructuras, rasgos, que tienen influencia en la forma de pensar de los individuos (o al menos eso es lo que dicen las Ciencias Sociales).

   Me encantaría poder emplear, ahora sí de una vez por todas, este término en este artículo: si algo he aprendido de la vida es que el paradigma cambiante del entorno en el que vivo me ha hecho reflexionar acerca de esta palabra que bien podría designar cualquier cosa y a la vez nada. ¿Entendieron? (porque yo aún no).

Introspectiva al comportamiento mexicano

12.05.2014 14:21

por Sarahi Fuster

        Se abren las puertas del metro y multitudes de personas entran corriendo y salen corriendo empujándose las unas a las otras. De entre la multitud, dos mujeres cargando bebés, un viejito con bastón y una mujer discapacitada. Todas las personas que pueden sin ningún problema correr, hacen a un lado a los demás para lograr su objetivo: irse sentados en el trayecto.

        De los que van sentados, varias mujeres jóvenes y uno que otro hombre ocupando los asientos de discapacitados, todos ellos dotados, gracias a Dios, de fuerza y salud para poder llevar una vida tranquila. De los que van parados, muchos de ellos hombres y mujeres jóvenes, y por supuesto, las dos mujeres cargando bebés, el viejito con bastón y la mujer discapacitada. Un joven de aproximadamente 18 años, valientemente se levanta y le sede el lugar a una de las mujeres que va cargando a un bebé. Los demás que van sentados, muchos de ellos cierran los ojos y se duermen durante el trayecto, cómodos, sin cargar nada y disfrutando de una hermosa siesta.

        El escenario irracional que se ve a todas horas en el metro de la Ciudad de México, hay quienes lo interpretan como el "folclor de los mexicanos". Para cualquier persona dotada de racionalidad, humildad y empatía, no se trata de "folclor", sino de "individualismo" y falta de consciencia por parte de los ciudadanos mexicanos. Ni siquiera puedo decir que se trata de falta de educación, educación la hay, empatía estoy segura de que la hay también, más bien es ese egocentrismo que el mexicano lleva desde el nacimiento, desde que su madre lo pone entre sus brazos y le dice "llevas la torta bajo el brazo". Y qué decir de la denigración entre nosotros y nuestra manera de valorarnos: mientras más tienes y más representas materialmente, más vales; y mientras más extranjero seas y luzcas, también más vales.

        Desde esas pequeñas malas costumbres que tenemos los mexicanos se puede visualizar la manera en que nuestro país es manejado, así nos quejemos mil veces del presidente tan incompetente que tenemos (omito su nombre porque no me vayan a censurar los del gobierno). A muchos seguramente les da risa lo que estoy diciendo, y lo digo para aquellas mujeres que por ir sentadas en el metro al lado de su novio, esposo, amante o lo que sea, no lo motivan a que dé el asiento a quienes lo necesitan. No le veo la gracia, al contrario, me da pena la manera en que nos tratamos entre nosotros mismos. Por otro lado tenemos a los ambulantes que entran gritando al metro, o que te empujan para vender su mercancía de manera ilegal, o a los ambulantes que entran vendiendo discos y que te ponen la bocina a todo volumen en los oídos sin importarles si te hacen un daño. Y volvemos a lo mismo, puro "individualismo".

        ¡Ay mexicanos! tan alegres, tan fiesteros, tan amables con los extranjeros, pero tan poco amigables con los compatriotas. Y entonces, viene el futbol en junio, ¿qué tal? a olvidarnos aún más de nuestros asuntos, de nuestros deberes como ciudadanos, de la situación tan pobre en la que vivimos, de aquellos que trabajan día y noche por mantener a su familia, de la propia familia, y por supuesto...de Dios.

        Y si mencionara todo lo demás que se puede ver en el metro, jamás acabaría, y peor aún, si mencionara todo lo demás que se ve fuera del metro, en los parques, en las instituciones de gobierno, en las empresas transnacionales, en la susodicha "socialité" (que de cultos y educados no tienen ni lo más mínimo, empezando por el acentito fresa que los caracteriza, pero pésima ortografía y falta de bagaje en su propia lengua, sin mencionar su altanería en sus acciones con los demás), al manejar, en la propia casa, etc.. Tan llenos de cosas materiales y tan vacíos del corazón. Pero cuando estamos en problemas, cuando nos hace falta dinero, cuando estamos tristes, entonces sí nos acercamos a Dios y le pedimos las perlas de la vida, y le prometemos ser mejores, pero en cuanto estamos bien, otra vez, a ser los mismos de antes, tan banales y ególatras.

        Si queremos que nos valoren, no empecemos por mostrar nuestra riqueza material, al final, cuando muramos, eso no nos va a salvar. Por el contrario, lo que llevamos en nuestro corazón, nuestros actos de amor hacia los demás y hacia a Dios, la ayuda que brindemos al prójimo, nuestra humildad, la fe, todo eso y más nos podrá salvar. Yo creo que tiene mucha lógica, tan sólo hay que pensar en cómo nos sentimos cuando compramos ropa, la emoción dura unos instantes y luego se va; en cambio, cuando ayudamos a un amigo, o incluso a alguien que no conocemos, la alegría y plenitud perdura para toda la vida, esa sonrisa que nos dan a cambio de nuestra ayuda vale más que todo el dinero del mundo.

        Sé que todo lo que estoy escribiendo es una crítica (y habrá muchos que se molesten, una disculpa), y se los aseguro, no sólo es una crítica a los demás, sino también a mí misma, por pensar en algún momento que la felicidad se hallaba en el estatus económico a nivel social, y aún me es difícil no pertenecer a este sistema consumista, porque si no lo haces te mueres de hambre y haces que mueran de hambre quienes están contigo. Pienso que librarse de esta mentalidad vacía hacia el materialismo es difícil, pero no imposible. Si más personas se unen a dar amor en lugar de cosas materiales, a valorar a partir de quienes somos en lugar de por lo que tenemos, las cosas podrían cambiar mucho. Se los digo de corazón.

 

Diagnóstico: inestabilidad emocional (border line)

07.02.2014 14:01

por Sarahi Fuster

    Inestabilidad emocional, un término tan fácil de decir pero tan difícil de recordar. Este trastorno de la personalidad, hoy en día es uno de los más diagnosticados en todo tipo de personas, muchas veces es asociado con la forma de vida laboral de nuestra época y los requisitos que las empresas solicitan, en cuanto a físico, para ser aceptados.

    Muchas veces se habla del trastorno en general, en términos médicos, así como también de las curas o de las soluciones que existen para remediarlo. Es un tipo de trastorno difícil de diagnosticar per se porque muchas personas pueden sufrir de algunos de los síntomas por periodos de su vida o durante lapsos de mucha tensión. Hay quienes en toda su vida jamás saben que lo padecen, o quienes lo saben pero no hacen nada por mejorar su calidad de vida.

    Un ejemplo de una persona con este trastorno es alguien que puede ser la persona más feliz de este mundo y al otro día, tras un evento decepcionante, un mal día, una ruptura sentimental, etc. se derrumba totalmente al grado de pensar que la vida no tiene sentido. A veces se llega a confundir con la bipolaridad por los cambios bruscos de estado de ánimo; sin embargo, el trastorno bipolar se distingue por tener episodios psicomaniáticos depresivos, es decir, que por un tiempo desbordan de energía excesiva, pero en otro tiempo no salen de su casa, literalmente, por el estado depresivo en el que se encuentran. Por el contrario, los inestables emocionalmente tienden a ser impulsivos, pero tras estos episodios impulsivos suelen arrepentirse o sentir remordimiento.

    Las causas de la inestabilidad son muy variadas, pero la más incidente es la presión que sienten hacia las demandas de la sociedad (como esclavos de la sociedad). Su estado de ánimo suele depender de las reacciones de las personas para con ellos. Como ya mencioné al inicio, son varios los síntomas que conforman este trastorno, el más representativo es el desequilibrio emocional que las personas que lo padecen muestran ante las distintas situaciones que se presentan en la vida. En fin, dejemos de hablar sobre el problema y vayamos a la solución.

Solución (para todo mal siempre hay una solución)

    El primer paso para tratar este trastorno es darse cuenta y aceptar que se tiene una inestabilidad emocional. Al inicio es difícil creer que se tiene, pues muchas veces se piensa que es la sociedad la que tiene la culpa del estado sentimental, pero una vez entendido que las emociones no dependen de la opinión de la gente sino de uno mismo, es el paso a la siguiente fase. Conocerse a sí mismo, ya sea para curar este trastorno o para cualquier otro desequilibrio mental, es fundamental para hallar la solución; es decir, que, por ejemplo, si sabes que la soledad o la inactividad no te ayudan a mantener pensamientos positivos, opta por hacer actividades al aire libre o por mantener tu mente ocupada, sin dejar de lado la causa principal por lo que lo estás haciendo, en este caso, el hecho de que la soledad puede desencadenar un episodio depresivo. Saber perdonar a los demás y a ti mismo es esencial también para equilibrar las emociones; no podemos controlar lo que las personas hacen ni su forma de interactuar con nosotros, no siempre van a ser amables, ni siempre van a correspondernos, así que el hecho de aceptar que las personas tienen errores al igual que nosotros es una manera de relajarse y liberar las tensiones que esto nos pueda provocar. Asimismo saber que la vida tiene tanto matices grises, como blancos nos va a hacer afrontarla con más ligereza y positividad, logrando un balance mental. Si se evita o trata de tapar una emoción impulsiva, seguro en un momento breve después saldrá, y con más fuerza; no se trata de tapar lo roto con un dedo, sino de volverlo a pegar, hacer frente a las emociones de rabia, enojo o tristeza nos ayudará a encontrar el balance, y es muy importante que si no estamos a gusto con algo lo expresemos en el momento justo y no después (eso con el tiempo se va aprendiendo pero se debe tener mucha paciencia y no siempre le vamos a atinar al momento justo, sin embargo, no debe ser algo que nos deba desequilibrar). Las actividades para embellecer nuestro físico (entiéndase nuestra rutina diaria de limpieza) son de gran ayuda para quienes sufren de inestabilidad emocional por baja autoestima: andar limpios, presentables, hacer ejercicio (aunque sea por 30 minutos al día) ayuda a liberar estrés, tener mejor circulación y a relajar los músculos para tener una actitud más positiva ante los retos de la vida.

    Lo importante de todo es siempre buscar mejorar interiormente para que, por ende, se pueda tener una mejor relación a nivel social y una mejor calidad de vida. La paciencia hacia uno mismo es uno de los milagros que puede cambiar la vida de cualquier persona. La soluciones a corto plazo para los trastornos mentales NO EXISTEN, JAMÁS EXISTIRÁN, nuestro trabajo interior puede durar mucho tiempo e incluso jamás podría terminar. Las cosas malas existen y existirán siempre, los ratos buenos y los ratos malos, las enfermedades y la salud, somos nosotros los que elegimos qué hacer con lo que tenemos frente a nosotros, nadie más.

El silencio de la vida

20.12.2013 11:55

por Sarahi Fuster

    Me senté al filo de la banqueta. La hora... no estoy segura, al parecer la falta de ruido indicaba que era ya de madrugada. Alguno que otro coche pasaba veloz y ansioso por llegar a casa, o tal vez a ningún lugar. El sonido melancólico de una guitarra y un saxofón se escuchaban a lo lejos, casi parecía que su melodía se entrelazaba con el mudo y espantoso ruido de la nada. El concreto azotaba mis piernas y mis pies, como un gran témpano de hielo en la antártida...no importaba, esa melodía era más que todo en ese instante. Aún quedaba el eco de las risas, los enojos, los gritos, las lágrimas, las angustias, las emociones...todo aún seguía allí tan vivaz como lo fue en su momento. Un suspiro me arremolina, dos me suavizan, tres y cierro los ojos. Los abro y sigo allí, en medio de una calle desértica acompañada de la melodiosa mezcolanza entre la nada y el todo. El ansia por regresar el tiempo y haber hecho algunas cosas de otra manera viene y va...al final así fue y así siempre será, me resigno. No, no cambio nada, ni siquiera un segundo de lo que ha pasado, así, tal cual es lo acepto, con todo y sus consecuencias, así fue el pasado. Hay quienes dirían que suena triste y melancólico, yo no lo creo, a todos nos pasa. Qué curioso, ahora no tengo nada, sólo a mí misma...a mí misma con mis pensamientos. Si los callo, si los suprimo, sólo soy yo aquí sentada meditando acerca de lo que hubiera sido y no fue, lo que ya fue y es. Tristeza, no, no lo creo de nuevo...esperanza de lo que vendrá, tal vez. Se escucha una voz a lo lejos, la puerta se abre, el sonido regresa, la melodía se vuelve más clara. Regreso a la luz, regreso a la vida.

¿Qué es lo que mejor hacemos los mexicanos?

02.10.2013 13:58

por Sarahi Fuster

*Octavio Paz: poeta, escritor, ensayista, diplomático

y traductor mexicano. Premio Nobel 1990

 

 

    Una de las cuestiones que menos debatimos entre nosotros los mexicanos es la que habla acerca de nuestras cualidades y los efectos que tienen estas cualidades a nivel mundial. De costumbre escuchamos muy malos comentarios acerca de los mexicanos e incluso hemos llegado a un punto en el que sólo hablamos acerca de lo que tal o cual persona ha hecho mal. Hacemos mofa de nuestra peor etiqueta, "la corrupción", como si ya hubiéramos aceptado el hecho de que nunca vamos a cambiar.

*Científico de la UNAM

 

    Hace unos días regresé de un viaje a Metz, una región muy pequeña de Francia, en donde aproveché de observar el comportamiento de sus habitantes. En una plática con varios jóvenes de la región, todos franceses y yo sola como mexicana, hablamos principalmente, y por ser yo la que estaba de visita, sobre lo que "mejor hacemos los mexicanos". Debo confesar que me avergoncé mucho de no poder haber respondido a la pregunta como se debía, pues lo único que atravesaba mi mente eran las palabras corrupción y narcotráfico. Mi hermano, quien ya es residente francés, intentó ayudarme diciendo en francés "la nourriture mexicaine! [¡la comida mexicana!]", exclamó muy contento, a lo que yo le hice la comparsa diciendo "oui, c'est vrais que la nourriture mexicaine c'est très bonne![sí, es verdad que la comida mexicana es muy buena]"; sin embargo, tampoco estaba tan convencida, porque nuestras compañías mexicanas no exportan mucha de nuestra comida, hecho que impidió que nuestra comida fuera considerada como patrimonio de la humanidad en años recientes. Los que estaban presentes se mantenían en silencio esperando a que dijéramos algo en especial que nosotros producimos, pero ni siquiera tenemos industria, casi todos nuestros productos son hechos por manos extranjeras que después nos los regresan a un precio casi inaccesible (como la gasolina). Mi hermano terminó diciéndome en voz baja y en español lo que yo ya había pensado primero "la corrupción".

    Con este artículo quisiera hacer un llamado a los mexicanos para que, en lugar de siempre conformarnos en pensar que sólo sabemos ser corruptos, empecemos a pensar en cómo mejorar desde nosotros mismos para generar un nacionalismo que mucha falta nos hace. Si pudiera regresar el tiempo al momento en que me preguntaron eso en Francia, les contestaría que muchos de los mexicanos son personas muy creativas, prácticas y negociantes. Nuestra forma de vida "al día", nos ha hecho desarrollar habilidades para sobrevivir bajo casi cualquier condición y, por supuesto, somos expertos en adaptarnos a cualquier situación. Además, hay muchos cerebros en el ámbito científico, estudiantes de la UNAM y del Politécnico, que han puesto a nuestro país en alto con sus descubrimientos, incluso ante la misma Sorbona de París, pero que, muy tristemente, se van al extranjero para poder ser valorados, pues a nuestro gobierno no le gusta invertir en hacer investigaciones. Les contestaría que sabemos hacer muchas cosas bien, pero que con nuestra etiqueta de "país en vías de desarrollo" aún nos hace falta mucho para darnos cuenta de lo mucho que valemos y de lo grande que podríamos hacer a nuestro país si tan sólo creyéramos en nosotros mismos como mexicanos, y si tan sólo dejáramos de ser malinchistas y nos diéramos la mano los unos a los otros.

*Cantinflas, actor mexicano, genio del cine mexicano

 

    Aún tengo mucha esperanza en que algún día empecemos a cambiar, no para demostrarle al mundo de lo que estamos hechos los mexicanos, sino para demostrarnos a nosotros mismos que somos los únicos que podemos cambiar nuestra etiqueta de "en vías de desarrollo" por "país desarrollado", para demostrarnos que vivir bien es lo que merecemos, no vivir "en corrupción".

    Los invito, como lo hago en casi todo mis artículos, a que mediten acerca de sus propias vidas y sobre lo que pueden hacer para mejorar de forma positiva, para dejar a un lado el conformismo, y dejar de ver a los extranjeros como seres superiores. Los invito a que si tienen una empresa mexicana prefieran darle el empleo a un mexicano, porque de verdad valemos mucho, sólo así podemos cambiar a nuestro país y por ende escoger a buenos gobernantes, no como al títere que tenemos en estos momentos como presidente. Dejemos de quejarnos de todo y empecemos a trabajar.

 

Fealdad, ¿para quién?

18.02.2013 19:08

por Sarahi Fuster

 

    Estamos en una época en la que la perfección en la apariencia afecta cada vez más tanto a mujeres como a hombres. Los avances en la ciencia para ayudar al ser humano en situaciones difíciles, ahora se usan también con fines embellecedores como las cirugías estéticas. La perfección de rostros y cuerpos mostrada en los programas de televisión va generando una creciente depresión en las personas, así como un rechazo por parte de las mismas hacia las personas “feas”.

    El martes pasado leí un comentario en un blog sobre una chica que se sentía fea, en el que decía que su fealdad la había dejado sola y que era objeto de burlas y comentarios negativos hacia su persona. Según lo que ella escribe, la gente la percibe como fea por sus características un poco masculinas en el rostro y sobrepeso, lo que la ha llevado a tener muchas desilusiones amorosas, incluso comenta que sus novios la han llegado a ocultar ante la gente. Por otro lado, recuerdo haber tenido un amigo que tenía sobrepeso y que también era constantemente juzgado por su apariencia. Le costaba trabajo hacer amigos y era muy hermético en cuanto a su situación amorosa.

 

¿Por qué el ser humano prefiere lo bello?

    Es muy sencillo, a los seres humanos nos gusta lo que despierta en nosotros una sensación de agrado, por lo tanto, buscamos en los rostros la forma que nos agrade y nos genere un placer a la vista. En realidad, filosóficamente es imposible conceptualizar lo bello, debido a que es subjetivo. De hecho, si nos remontamos a la prehistoria, el ser humano ni siquiera estaba interesado por la estética humana, estaban tan preocupados por su supervivencia que jamás pensaron en la estética, se basaban más bien en la fuerza física. Con el paso del tiempo, una vez que el ser humano se asentó y evolucionó, se comenzó a preocupar por la apariencia física. Los griegos fueron los primeros en dar cánones para regular la estética y fueron también los filósofos griegos quienes introdujeron el término “estética”.

    Con el paso de los años, la forma simétrica del rostro y del cuerpo ha tomado un papel crucial en el sistema social del ser humano, cuanto más perfectos y estéticos seamos, más poder de convencimiento y agrado podemos tener. Sin embargo, también se ha convertido en la preocupación del mismo, generando sentimientos de alta o baja autoestima.

   El filósofo Karl Rosenkranz abordó el tema de lo bello diciendo:

 “[…] que lo feo pueda gustar parece un contrasentido, como si el enfermo o la maldad suscitaran placer. Sin embargo es posible, ya sea de un modo sano o en un modo enfermo […]”.

    Y aquí viene la discusión: ¿por qué los seres humanos discriminamos a quienes son feos o antiestéticos?

    Sería fácil contestar que hay seres humanos que prefieren lo agradable y bello en sus vidas, y que hay quienes hayan placer en lo que no es tan bello o simétrico; sin embargo, dejaría una gran brecha abierta en esta respuesta. La realidad es que los seres humanos somos crueles cuando se trata de hablar de nuestras preferencias. Discriminamos a alguien que no es bello por el simple hecho de que no nos agrada y ni siquiera llegamos a querer conocer lo que hay dentro de su forma física.

 

Lo feo de la fealdad

    Ahora que ya entendimos que en el ser humano es normal buscar la belleza, veamos el lado oscuro del tema. Es cierto que buscamos lo que nos agrada, pero ¿eso nos hace acreedores a lastimar a alguien o desacreditar a alguien por su apariencia? Veamos a fondo el caso.

    Me he encontrado en los lugares donde he trabajado, que por lo general contratan a mujeres bellas y, por desgracia, también se les aprecia y se les considera más a pesar de lo mal que hagan el trabajo. Sin embargo, según lo que los expertos dicen es que el ser humano selecciona por instinto lo que se ve mejor (lo mejor conocido como selección natural), pues para nosotros podría ser siempre “lo mejor”, incluso interiormente.

    Las opiniones en cuanto a la belleza y la fealdad están muy divididas. Según algunas encuestas hechas a personal de recursos humanos, la mayoría afirma que en definitiva un rostro bello acompañado de inteligencia tiene más posibilidades de conseguir el puesto. Por el contrario, personas que no necesariamente tienen un puesto en recursos humanos opinan que lo que vale la pena de cada persona es lo que refleja su interior.

    Las más afectadas en el tema son las mujeres. Por naturaleza el hombre se guía más de su sentido de la vista para buscar una pareja; por lo tanto, las mujeres son las que más sufren psicológicamente la fealdad. Muchas eligen el camino del bisturí porque ciertamente huyen de la fealdad y buscan la perfección aunque signifique lastimar sus propios cuerpos.

    En mi opinión, la belleza depende mucho de nuestra propia perspectiva y también de nuestra experiencia de vida. Yo no pienso que discriminar a una persona por su apariencia física sea lo mejor, de hecho, si estuviera en mis manos contratar a alguien para un trabajo, en definitiva lo mediría por su intelecto y capacidad. A pesar de mi opinión y de la opinión que muchos comparten conmigo allá afuera, la realidad es otra, al menos en lo que respecta a lo laboral.

    Como sería difícil cambiar esa realidad de la noche a la mañana, comencemos por tomar en cuenta que lo importante es que siempre mantengamos nuestro ser interior equilibrado y que no dejemos que las opiniones de los demás con respecto a nuestra apariencia nos suman en la depresión, pues nacimos para ser libres y disfrutar la vida, no para agradarle a los demás. Quizá un nivel más desarrollado de análisis entre nosotros nos haga tener una visión más amplia sobre estos temas y sobre la manera en que actuamos. Alguien que sólo se limita a ver la belleza física y que discrimina a alguien por no cumplir con sus requerimientos físicos al insultarlo o al cerrarle las puertas, carece de conocimiento, de empatía y de una capacidad de análisis de las situaciones a las que se enfrenta.

Yo no creo que sea necesario llegar a lastimar a alguien sólo porque no cumple con lo que nosotros creemos que es bello, o porque no cumple con los parámetros de belleza impuestos por la moda del momento. Pienso que hay otros factores que nos pueden ayudar a conocer a una persona aparte de su físico, por ejemplo, la manera de comunicarse con el habla, las manos o gestos hablan mucho de las personas. Leer y documentarnos sobre las cosas de las que dudamos son buenos hábitos que nos ayudan a tener una visión más amplia de lo que sucede entre nosotros.

Y tú ¿qué piensas al respecto?

 

¡Belleza, sí belleza! Pero la belleza no es eso, no es la del arte por el arte, no es la de los esteticistas. Belleza cuya contemplación no nos hace mejores no es tal belleza.

Miguel de Unamuno

La batalla final de los dioses nórdicos

02.01.2013 17:24

por Sarahi Fuster

 

    Como continuación de mi artículo anterior sobre el fin del mundo, he decidido hablar sobre esta batalla final nórdica de la cual casi no se escucha por razones religiosas y de falta de conocimiento. Antes de comenzar debo aclarar que esta historia es parte de la mitología nórdica, es decir, de las sociedades vikingas en las que se creía que la mejor forma de morir era en batalla. Las historias de la mitología nórdica suelen ser sangrientas y violentas dadas las costumbres religiosas, las guerras y conquistas que se vivían en la época de los vikingos.

 

 

    Los nórdicos le llaman a la batalla final Ragnarök cuya traducción más cercana es "destino de los dioses". Durante este Ragnarök la batalla estará a cargo de Odín (dios principal), Fenrir (padre de los lobos), Thor (dios del trueno), Jörmungander (serpiente de Midgard), Surt (líder de los gigantes de fuego), Skirnir (mensajero y vasallo de Freyr), Freyr (dios de la lluvia, del sol naciente y de la fertilidad), Tyr (dios de la guerra), Loki (dios timador), Heimdall (dios guardián), y Vidar (dios del silencio). El comienzo del Ragnarök se da a partir del nacimiento de las tres criaturas más malvadas y poderosas: Jörmungander, Fenrir y Hela (encargada del inframundo). Estas tres criaturas tendrán que ser derrocadas por los dioses en la batalla final. Durante esta batalla todos serán derrocados, incluso los dioses y se dice que todos ellos sabían exactamente cuál era el destino que les deparaba.

 

 

    El dios principal de los nórdicos, Odín, se enfrenta primero al lobo Fenrir, Thor intenta ayudarlo pero su archienemigo Jörmungander lo ataca. Por otra parte, el primero de los dioses en caer es Freyr tras enfrentarse a Surt, Freyr cae a falta de su espada, la cual estaba en manos de su criado Skirnir. El dios de la guerra Tyr mata a Garm, perro guardián de las puertas de Hela, pero este guardián tiene tanta fuerza que lastima a Tyr gravemente antes de morir y muere antes de que el mundo sea quemado. Heimdall, quien avisa de la batalla final con su cuerno Gjallarhorn, muere en batalla con Loki, los dos se matan así mismos. En cuanto a Thor, quien en tanto combatía con Jörmungander, gana la batalla, pero muere después de dar sus últimos nueve pasos a causa de la saliva que la serpiente Jörmungander le había escupido. El lobo Fenrir acaba con Odín devorándolo sin piedad a pesar de que Odín usa su lanza contra él. Vidar, hijo de Odín, llega ferozmente a atacar al lobo para vengar la muerte de su padre, lo mata pisando su quijada con un zapato hecho por manos de humanos al principio de los tiempos y remata torciendo su garganta con la mano.

 

 

    Al final el universo es quemado con fuego matando a todos los seres de la Tierra. Todo queda en tinieblas, el Sol ya no alumbra más y las estrellas desaparecen de los cielos. Al final de que la Tierra está destruida y casi desintegrada se hunde en el mar.

 

    Esta batalla final nórdica suena como una historia fantástica de películas y videojuegos, de hecho ha sido tomada como base de películas como: Dagor Dagorath (Tolkien), Erik el vikingo (Terry Jones), El tiempo del lobo (Michael Haneke), etc. Es muy posible que muchos de ustedes ya hayan escuchado sobre esta batalla, pero si querían más detalle sobre la misma y sobre el nombre de algunos dioses y criaturas aquí los tienen.

El mundo sigue en pié

27.12.2012 12:32

 

por Sarahi Fuster
 
    Este año todos fuimos apabullados por la noticia un tanto aterrorizante sobre la fecha exacta del fin del mundo, todo era tan preciso y medido que daba un poco de pánico no creer que así sería. Muchos de nosotros nos manteníamos escépticos ante tal desastre casi en puerta, pero cuando sucedían desastres de la talla del terremoto de Guatemala o el huracán monstruoso de Nueva York los huesos se nos estremecían al pensar que en cualquier momento podíamos ser los siguientes.
 
    Al día de hoy, sabemos que el tan hablado 21 de diciembre ha pasado y que seguimos aquí en la tierra vivos y coleando como vulgarmente se dice. No se me vayan todavía, aún no he terminado mi artículo de hoy, porque les quiero mencionar un breve resumen de algunas de las creencias sobre el "día final" (esa frase hollywoodense es apantallante, me encanta).
 
    Empecemos con uno de los finales de la humanidad que es muy poco conocido y que además aún no estaría por suceder. Newton, sí Newton, leyeron bien, predijo según sus cálculos y basándose en el libro de Daniel de la biblia, que el famoso apocalípsis sería en el año 2060, así que aún falta mucho según Newton para que todo esto acabe. 
 
 
    Por otro lado, el famoso Nostradamus, y no podía faltar con su lógica y muy, muy general forma de predecir acontecimientos, algo así como las predicciones de los horóscopos (sin ofender a quienes crean en él), escribió que vendría un rey del terror seguido de una gran guerra, por supuesto, después de la gran guerra mucha paz y felicidad (muy común en estas percepciones apocalípticas).
 
    Me costó un poco creerlo pero sí, los nórdicos también tienen un  fin del mundo. Los dioses nórdicos un día harán una batalla, la cual será en vano porque el mal reinará y sólo sobrevivirán seres divinos y humanos. Bueno, al menos ellos le dieron otro enfoque más creativo, aunque muy pesimista.
 
    Cómo no mencionar al fin del mundo Maya, un rayo atravesaría el centro del universo el 22 de diciembre del 2012 generando una nueva raza de seres humanos más avanzados. Si hubiera sido así, quizá no hubiera estado tan mal, al menos yo estaría escribiendo un artículo sobre una nueva invención que podría cambiar la existencia del ser humano.
 
    Encendamos una velas, unos inciensos para mencionar la siguiente percepción. Los budistas no creen en el fin del mundo, de hecho ellos creen que el ser humano cambia de comportamiento cada que un año finaliza. Ellos sólo creyeron que después del 2012 los hombres serían seres más iluminados y espirituales.
 
    Para finalizar con este recuento les tengo el final más dramático y fatal, el apocalípsis del catolicismo, aunque hay que decir que el Papa Benedicto XVI declaró que el mundo no tendría porqué acabar precisamente el 21 de diciembre.
 
    En conclusión mis queridos lectores es que, como lo dije en uno de mis artículos del año pasado, sigamos trabajando y luchando duro por el día de hoy, nunca por el pasado, ni por el mañana, ni porque nosotros mismos nos inventemos fechas para que el mundo acabe, como reloj de alarma para que despertemos y hagamos algo por cambiar nuestra situación hoy.
 
Les deseo un buen inicio de año y sobretodo mucha fuerza, alegría y armonía para vivir este segundo, justo este segundito.
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