Tiempo de espera
Por Sarahi Fuster
Hace poco escribí un artículo sobre la respuesta de Dios cuando pides algo y esperas que Dios responda. Después de que escribí el artículo me puse a reflexionar sobre lo que pasa en ese tiempo de espera, ¿qué hay que hacer en ese lapso que parece tan eterno?
Por desgracia muchos se decaen, se frustran, se desesperan y hasta dejan de creer en Dios porque piensan que Dios es un genio mágico que les va a resolver la vida en el instante. Dios escucha, eso es verdad, pero sus respuestas van más allá de nuestra razón, Él es impredecible y jamás va a responder de la forma en que nosotros exactamente queremos que responda. A veces creemos que la respuesta nos la da con palabras a través de nuestros pensamientos, creemos que nos habla y en realidad lo único que habla adentro de nosotros somos nosotros mismos, es decir, es nuestro “yo” interior, el que se confunde cada vez que puede. Nuestras propias creencias no son siempre las mejores, ni tampoco nuestros deseos; por lo tanto, si Dios es la única verdad, Él es el único que puede decidir en nuestra vida y saber lo que es mejor para nosotros. Además, Él sólo responde con acciones, como cuando creó al mundo.
En mi artículo pasado dije que para tener fe teníamos que actuar pero ese “actuar” debe hacerse conforme a la guía del Señor, pero ¿cómo lo vamos a saber? Pongamos un ejemplo común: una persona creyente que no tiene trabajo, lo primero que va a hacer es orar y pedirle a Dios que le dé trabajo, pero después de pedirle, el trabajo no le va a caer en las manos del cielo, esta persona tiene que buscar (Mateo 7:7 “pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”). Ya que le dan una entrevista, antes de ir debe dejar en manos de Dios la decisión de la empresa para contratarlo. Lo que quiero decir es que pedirle a Dios involucra fe, acción, espera y confianza en Dios. Lo único que le restará a esta persona después de haber buscado y conseguido la entrevista de trabajo es esperar la respuesta de Dios y tener fe en que Él va a responder, como dice en Salmo 62:8 “Esperad en él todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de Él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio”.
Durante el periodo de espera debemos ser pacientes, ése tiempo es crucial, porque es el que nos enseña muchas cosas, una de ellas es la PACIENCIA, para unos esa espera es muy dolorosa, para otros a lo mejor es felicidad, pero sea como sea hay que ESPERAR. Sólo Dios sabe lo que es bueno para nosotros; sin embargo, cuando nos precipitamos y nos desesperamos tomamos decisiones erróneas de las que después nos arrepentimos. Nótese que, a veces, cuando Él responde es posible que la respuesta no sea la que queremos, ¡ojo! “la que queremos”, pero sí va a ser la mejor. Volvamos al ejemplo de la persona que no tiene trabajo, resulta que no la contratan en la empresa en donde hizo la entrevista, lo más seguro es que Dios tenga otro camino para ella, esta persona debe mantener su fe y aunque la respuesta no le agradó, muy seguramente es porque algo mejor que eso le espera. Si la respuesta no es “la que queremos” no debemos dejar de creer en Dios, debemos seguir con la frente en alto, porque Él tiene algo aún mejor, pero lo más importante es que aprendamos durante el camino y que nos aferremos a Dios “pase lo que pase”, Él siempre sabe lo que hace.
Si estás pasando por una situación de espera, sólo piensa en Dios, en las cosas hermosas que hace por nosotros, no desesperes, al contrario el que sabe esperar en Dios obtiene lo mejor, platica con Él durante ese periodo, síguelo y aférrate a su mano. DIOS ESTÁ CONTIGO.
Proverbio 21:3 " El caballo se alista para el día de la batalla; más Jehová es el que da la victoria".