Petición de fuerza y sabiduría…pero ¿dónde está?
Por Sarahi Fuster
Ha habido días en mi vida que caigo en la desesperación por no entender el porqué soy tan débil e ignorante ante circunstancias que Dios pone en el camino. Pero creo que el hecho de desesperarme sólo significa que soy incongruente.
Día y noche ruego a Dios que me de fuerza, sabiduría, prosperidad…¿quién no lo hace? Lo hacemos todos los creyentes a diario y nos imaginamos fuertes y con una capa roja como la de super man. La realidad es que la mayoría de los que lo hacemos no nos damos cuenta de que para ser fuertes y sabios necesitamos aprender a serlo.
Hace poco leí una historia sobre una mariposa que quería salir del capullo y volar, pero por más que luchaba y luchaba no podía. Había un señor que la observaba y sintió tanta compasión por ella que le ayudó a abrir el capullo; sin embargo, cuando la mariposa salió, nunca pudo volar porque sus alas estaban marchitas. En realidad, las mariposas secretan un liquido que va hacia sus alas haciéndolas más fuertes al momento de hacer el esfuerzo por salir del capullo por sí solas. Al hacer una analogía con la vida de un ser humano, es la misma situación. Para hacernos fuertes y sabios necesitamos pasar por situaciones difíciles y problemas difíciles de resolver para ser fuertes y sabios. Cuando le pedimos fuerza y sabiduría a Dios, Él no nos “abre el capullo por compasión”, Él como buen Padre, nos hace aprender a través de la experiencia. Hay un dicho que me dijo una vez una amiga “lo que no te mata, te hace más fuerte” y vaya que tiene razón.
Así que la próxima vez que hagas una oración y le pidas a Dios fuerza y sabiduría, no esperes que lleguen por milagro y por magia, llegarán por los medios que Dios considere que son los mejores, así es la vida, sino no tendría sentido vivirla. Cuando te encuentres ante una situación difícil, sólo piensa que al final siempre hay un gran tesoro...y no de dinero…de fuerza y sabiduría.