La paz

13.09.2011 13:22

Por Sarahi Fuster

    Después de que leí la propuesta de Sax en el foro sobre el tema de la paz espiritual y cómo repercute en la sociedad, primero reflexioné sobre lo que yo hago para contribuir a que el mundo viva en paz. Así que cerré los ojos y me imaginé tomando una pócima mágica para disminuir mi tamaño real, me fui haciendo chiquita hasta que llegué a ser del tamaño de una micropartícula. Viajé por mis propias venas junto con los glóbulos rojos, blancos y otros compuestos químicos que la sangre lleva por todo el cuerpo, hasta llegar al cerebro. Cuando llegué a mi cerebro me topé con la difícil tarea de sortear mis recuerdos y también mis pensamientos. Me detuve justo en el momento en que cruzaba un pensamiento que me daría el camino al significado de la paz espiritual: el odio.  

    No me basaré en libros, ni en documentos, ni en la mismísima ciencia para describir el significado del odio, sólo me basaré en mi experiencia como ser humano. ¿Cuál es mi detonante para que surja el odio en mí? Vuelvo a mi viaje por mi interior, busco un momento preciso que me diga cuándo exactamente sentí odio. ¡Lo tengo! Hace un par de años, fui a un centro comercial, entré al estacionamiento, estuve buscando lugar, pero no había por ningún lado hasta que por fin vi que un coche se iba a salir. Puse mis intermitentes para avisar que ahí me estacionaría y me hice a un lado para dejar pasar a los coches. Cuando menos lo pensé ya se había estacionado otro coche en ese lugar. Me bajé de mi coche para explicarle al conductor del malentendido, el conductor me miró de arriba abajo y cerró su ventana sin decir ni una palabra. En ese momento fue tanta la furia y el odio que sentí dentro de mi corazón que golpeé su coche y le desee el mal. Por supuesto que después me vinieron los sentimientos de culpa por haberlo hecho. Ahora me pregunto yo ¿es necesario reaccionar así por un acto de otra persona?, ¿es necesario sentir tal furia por algo así?

    La experiencia que conté arriba es sólo un muy pequeño ejemplo al lado de otros ejemplos de magnitudes exorbitantes como las guerras entre países. Hay países que entran en guerra para conseguir petróleo (caso claro entre Estados Unidos y Afganistán), otros que sólo entran en guerra por errores de índole protocolaria, otros tantos por la religión, etc., etc., etc. Pero, volviendo a mi experiencia, es un hecho que es inevitable detener actos de falta de sentido común como el del hombre que iba conduciendo ese coche, pero si queremos mantener en paz nuestro corazón también es necesario no enredarse en la guerra interior de los demás. No me atrevo a decir que lo que hizo el hombre haya sido malo, porque la diferencia entre el bien y el mal en cada persona es muy subjetiva, por lo tanto está en nosotros saber sobrellevar las distintas situaciones de la vida.

    ¿Qué es la paz? En mi opinión, la paz es el control del odio hacia los demás, es el perdón hacia los demás y hacia uno mismo, es el amor entre unos y otros y hacia nosotros mismos. En la medida que nosotros amemos y perdonemos los actos de los demás, estando conscientes de que los actos de los seres humanos siempre van a tener un margen de error, vamos a mantener la paz en nosotros mimos y con los demás. Las palabras de Dios siempre están llenas de amor y de un llamado a que amemos, a que seamos semejanza de Él. La paz espiritual siempre se consigue con amor y se consigue eligiendo darle la espalda al odio.

    Algo que me entristece mucho es que las personas se amen tanto a sí mismas que no tengan lugar en su corazón para pensar en los demás, lo cual constituye un problema actual que ha desatado muchos problemas a nivel mundial. De nuevo el ego tomando su papel principal en la humanidad como si fuera el dios del universo. ¿Cuándo dejaremos de pensar sólo en nosotros mismos y en el dinero?, ¿cuándo seremos capaces de darnos la mano por amor, sin sacar provecho de uno ni de otro?, ¿hasta cuándo haremos consciencia del daño que nos hacemos entre nosotros?, ¿hasta cuándo elegiremos LA VIDA?, ¿hasta cuándo miraremos a nuestro prójimo por lo que es y no por lo que tiene o por su apariencia?, ¿hasta cuándo abriremos los ojos realmente?, ¿HASTA CUÁNDO?...¿HASTA CUÁNDO?