El sentimiento de una perdida y la sanación de la misma

10.06.2011 20:42

Por Sarahí fuster

 Sé que muchos en este momento deben estar pasando por la horrible pérdida de una pareja. Hay un porcentaje muy pequeño de esas personas que sabrá cómo reponerse de manera casi inmediata, ¿cómo lo hacen?

Partamos del hecho de que la ruptura de una relación no es siempre agradable, incluso hay libros de psicología que asemejan la pérdida de una pareja con la pérdida por muerte de un ser querido, ¿por qué pasa? Cuando tienes una relación amorosa con una persona compartes, la mayoría de las veces, gran parte de tu vida con ella tanto espiritual como físicamente a diario. Cuando esa relación se rompe, sabes de entrada que ya no compartirás nada con ella ni en el presente, ni en el futuro, dicha situación es relativamente comparable con la de la muerte de un ser querido, pues cuando ese ser querido muere, ya no puedes compartir nada con él, es por eso que muchas veces el dolor es muy profundo. Pero no todo es tan malo ni uno ni en otro caso, pues como seres humanos, hijos de Dios, y vivientes del presente, debemos seguir adelante pase lo que pase y debemos tener en mente siempre que al final Dios tiene algo muy bueno esperándonos.

En el momento de la ruptura amorosa, podemos sentir que el mundo se acaba y que ya no hay nada más por hacer, pero no es así, si levantamos la cabeza y vemos nuestro rededor, vamos a ver un sinfín de cosas y de gente que necesitan de nosotros.

Es muy importante que nos mantengamos en oración para poder tener fe en que Dios nos sanará y arreglará la situación de cada persona. Después de la ruptura amorosa tendemos a lastimarnos a nosotros mismos con nuestros pensamientos hipotéticos de lo que hubiéramos hecho en tal o cual situación, a los que yo llamo “si hubieranos” (“si hubiera”), que al final no nos van a ayudar en nada, al contrario pueden provocar que tengamos arranques impulsivos y que empeoremos las cosas. Hablar con Dios nos va a ayudar a centrar nuestros pensamientos y a desahogarnos, a decir las cosas que sentimos muy en el fondo del corazón que a un ser humano no seríamos capaces de confesarle. Al mismo tiempo que oramos, debemos tener fe en que Él nos escucha y nos da respuestas, pero sino las escuchamos en el momento, no debemos desesperarnos y frustrarnos, Dios sabe que a lo mejor no es el momento preciso de solucionarlas, pero muy seguramente lo hará. ¡Ojo! No estoy diciendo que Él solucionará milagrosamente nuestros problemas, sino que al orar nosotros debemos poner de nuestra parte para creer y levantarnos. Si le pedimos a Dios que nos dé paz interior, nosotros debemos tranquilizarnos al decirlo, porque debemos estar completamente seguros de que Dios nos la dará. Dios actúa en la medida en que nosotros creamos y en que nosotros seamos partícipes de lo que le pedimos.

Si en este momento te pasa por la cabeza “yo no podría sobreponerme como los demás, no tengo la capacidad de hacerlo aunque le pida a Dios”, pues te tengo buenas noticias, TODOS tenemos la capacidad de lograr sobreponernos a cualquier cosa, porque Dios nos creó para hacerlo. Ten la valentía de pararte, hablar con Dios y sonreír, no vas a perder nada, al contrario te vas a impresionar de lo que Él puede lograr hacer por ti, te vas a quedar perplejo de las cosas buenas que de inmediato recibes de Él.

Todo lo escrito en este artículo, no te lo dice una persona que ha tenido una vida perfecta, te lo dice una mujer que ha tenido decepciones amorosas, y que no siempre tiene días perfectos; sin embargo, trato de que cada error que tenga sea un enseñanza y una luz más hacia el camino de Nuestro Señor. Si hoy pides y declaras que va a ser un excelente día en nombre de Dios, lo será, pero gran parte del trabajo de Dios está en ti, en que empieces a cambiar.

"Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación" Romanos 10:9-10