El amor en la pareja
por Ignacio Larrañaga
"¿Qué es entonces? Un germen, un embrión de amor que tiene que crecer y madurar en el matrimonio durante el transcurso del tiempo. De momento esa ilusión no es sino un torbellino de pasión y alegría, canciones y pájaros.
Como una piedra del torrente que, de tanto rodar, adquirió la forma pulida y redonda, así el amor, rodando por la corriente de sorpresas, sustos y altibajos, irá adquiriendo, lenta y evolutivamente, la forma y madurez de las realidades sólidas. Todo esto, en la escuela del amor, que es la convivencia conyugal.
Aquel embrión del amor tendrá que ser sometido a un proceso de profundización y maduración en la escuela del amor que es el matrimonio, donde la chispa irá transformándose en llama durante una convivencia plena de momentos venturosos o vicisitudes adversas. Y, como lo hemos adelantado desde el primer momento, el quehacer fundamental de la vida conyugal consiste en mantener alta y viva la llama del amor.
Pero el amor, en el matrimonio, en lugar de ir desplegándose en un movimiento de expansión, puede ir replegándose en un movimiento de involución. Los amores que se congelaron a los pocos años de casarse, no significa que hubiesen sido espurios o de mala ley sino que los esposos no acertaron a cultivarlos con el esmero con que se cultiva una tierna planta. No los cuidaron con la atención que se da a una delicada criatura, porque al fin eso es efectivamente el amor: una frágil criatura".