El aborto

19.08.2011 16:26

Por Sarahi Fuster

   Hace unos minutos leí en una nota periodística que se practican 50 millones de abortos al año en todo el mundo, la cifra más alta que se ha dado a lo largo de varias épocas. Es impactante la cifra a la que ha llegado esta práctica que es defendida por gran parte de la sociedad, principalmente por mujeres.

   Me puse a buscar en google posturas en pro del aborto y es escalofriante encontrar que existan millones de mujeres con esta postura. La mayoría de estas mujeres defienden su ideal afirmando que “no se deberían traer niños a un mundo lleno de miseria y de problemas sociales”, otras más se escudan diciendo que “la mujer tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo”.

   Cuando apenas era adolescente, yo era de esas mujeres en pro del aborto y defendía mi postura a capa y espada hasta que vi un video que mostraba imágenes de cómo se practicaban los abortos cuando el feto era apenas de tres meses. Después decidí estar a favor de los abortos en casos de violación y cuando el feto no pasaba de las dos semanas de gestación, argumentando que en una violación la mujer no tenía la culpa y que un feto de dos semanas no sentía.

   Hace apenas unos años, a través de la página de internet catholic.net me enteré de que existe una asociación que se llama Provida, que ayuda a las mujeres que fueron víctimas de violaciones, mujeres que quedaron embarazadas por descuido y mujeres que temen enfrentar un embarazo solas. Provida las ayuda a elegir la vida del feto haya sucedido lo que haya sucedido, mediante testimonios de mujeres que han pasado por situaciones parecidas y que han elegido no abortar y enfrentar la gran responsabilidad de criar un hijo. Un testimonio que me impactó y que me hizo cambiar totalmente mi posición en contra lo contaré a continuación con breves palabras:

   Una mujer comienza contando su vida y qué tan bien le ha ido en todo lo que ha hecho, ahora tiene un esposo, hijos y está realizada profesionalmente. Después de que da esa introducción sobre su vida, comienza a llorar y agradece a su madre por haber decidido tenerla, pues ella fue producto de una violación.

   Cuando terminé de leerlo no podía dejar de pensar en ¿qué haría yo si esa hubiera sido mi historia? Sería feliz de saber que mi madre eligió mi vida. Entre otras historias que me contaba una de las hermanas de la asociación, hubo otra que me impactó muchísimo, sobre una mujer que había sido violada y que no tenía ningún recurso económico, pero que se dio el valor de tenerlo y que ahora ama y adora a su hijo, quien la ha hecho superarse en la vida.

Anticoncepción y preservativos

   En la actualidad, los métodos anticonceptivos y los preservativos se utilizan como un medio para evitar el aborto y las enfermedades de transmisión sexual. En los medios masivos de comunicación se hacen grandes campañas sobre el uso de estos métodos, lo cual, por una parte es bueno porque al final logran evitar abortos y las ETS; sin embargo la manera en que difunden el uso del condón en los comerciales sólo es una forma más para incitar a las personas a que tengan relaciones sexuales irregulares. Lo curioso es que por lo general usan la imagen de jóvenes adolescentes de 15 años. Asimismo, cuando se hace la marcha gay en la ciudad de México, las empresas que fabrican condones aprovechan para distribuirlos gratuitamente, como si dieran a entender que ser homosexual y tener sexo seguro fuera bueno y normal. Los anticonceptivos por otro lado se venden a las mujeres con la premisa de que son buenos para controlar los periodos menstruales, para mejorar la apariencia de la piel y evitar la proliferación anormal de las células en la matriz o en el cuello uterino; sin embargo, el Journal of American Medical Association ha probado que los anticonceptivos pueden provocar tromboembolismo (obstrucción de las arterias por un trombo) y cáncer cérvico-uterino, de hecho, en el instructivo que acompaña a las píldoras se advierten estos efectos secundarios. Además, los anticonceptivos pueden provocar infertilidad durante un tiempo, hasta que la mujer se desintoxica de ellos.

   Por lo tanto, deberíamos preguntarnos más bien si estos métodos realmente nos ayudan o sólo nos inducen a hacer cosas que van fuera de lo natural y que atentan contra nuestra salud. La anticoncepción no es un método del que las mujeres debamos sentirnos orgullosas, al contrario, este método atenta contra nuestra salud de manera irreverente.

   Una propuesta sería que mejor se hicieran campañas de abstinencia y que se explicara su importancia para la salud física y espiritual del individuo. Se evitarían muchas enfermedades y sobre todo los abortos.

La mujer, su ego y el aborto

   Tal vez para mí sea fácil hablar sobre este tema y tener una posición contra el aborto porque jamás he estado en una situación así. No intento juzgar a las mujeres que han pasado por un aborto, lo que intento es prevenir a tiempo a las mujeres para que no pasen por una situación así. Como mujeres siempre tratamos de defender nuestra integridad y nuestros derechos, pero pienso que la práctica del aborto no es ningún derecho, ni siquiera llega a ser un cuidado a nuestra integridad física y mental. Se supone que como seres humanos debemos preservar la vida, no acabar con ella. Hay mujeres que abortan sólo porque quieren cuidar su apariencia física…¡es muy triste!

   Exhorto a las mujeres a que reflexionen sobre este tema, a que reflexionen sobre los supuestos derechos de los que gozamos, a que reflexionen sobre sus errores cuando sólo quieren abortar por haber tenido una aventurilla con alguien. En el caso de las que se embarazan por violación, yo sé que debe ser muy duro lidiar con una situación así, pero un bebé no tiene la culpa de lo que hacemos los seres humanos. Pienso que una mujer sabia no es la que lucha por sus derechos y su igualdad ante el hombre, sino la que sabe enfrentarse ante situaciones como las que he mencionado, la que tiene el valor de decir “me voy a hacer responsable de esta nueva vida”, no es algo imposible, porque yo conocí muchos casos de mujeres en situaciones muy difíciles y que a pesar de todo lograron sacar adelante a sus hijos. Hay que hacer conciencia de la abstinencia, a veces como mujeres le echamos la culpa al hombre de “las metidas de pata”, pero nosotras somos las que lo permitimos, hay un dicho muy famoso que dice “el hombre llega hasta donde la mujer quiere”. De verdad las invito a que reflexionen sobre el tema y que investiguen. El aborto no es algo normal aunque la sociedad lo haga ver así. Todos tenemos derecho a la vida.