¡Hoy me siento feliz!

06.07.2011 21:26

Por Sarahi Fuster

Casi siempre que expresamos nuestros sentimientos lo hacemos porque estamos tristes, enojados, desilusionados, desesperados, etc., pero ¿alguna vez expresamos nuestros sentimientos de felicidad?

Hoy me siento feliz, porque, después de toda la tormenta, Dios me dio una de tantas respuestas que le pedí…la importancia de la vida, de la familia, de la unión. Una noticia mala que al final resultó no ser tan mala me hizo el día por completo. Me hizo valorar todo de mi madre, que gracias a Dios está bien de salud, pero que nos dio un buen susto. La noticia de que estuviera bien de salud, abarcó toda mi felicidad y a la vez fue una gran respuesta de Dios hacia el sentido de vivir. ¡Gracias a Dios!

Encontré esta prosa escrita por una chica que escribió en un foro, tiene el pseudónimo de “luna” y la verdad es que me encantó leerlo porque expresa muy bien muchas cosas que he sentido últimamente y que creo que todos sentimos muchas veces en la vida.

 

Hoy me siento feliz
Me siento feliz, porque experimenté la agonía combinada
con pedacitos de cielo, porque lloré de felicidad.
Respiro fuerte y lloro, también de felicidad,
pero el llanto ya no tiene ambivalencia ni dejos de pérdida.
No tengo miedo ya.
Ha pasado el ventisco malvado del engaño,
mi corazón desea permanecer ausente,
pero sé que vendrá,
sé que pronto estará listo para incitarme la sonrisa profunda,
ya me lo confesó en sueños.
Pero, sobre todas las experiencias, aliento a mi ser,
que se levanta, que ríe, que rompe en llanto con el final de esa película,
que ansía el romance de la utopía y que aún confía, que aún cree.
Me levanté con el cuello erguido y con los brazos fuertes,
y aunque mi corazón desea espacio y tiempo,
estoy lista para dárselos...
Y hoy debo confesar que estoy simplemente lista para reír,
aún no sé si desde el fondo de mi corazón,
pero me encantan los días soleados,
amo el viento en mi cara soplándome secretos,
me mojo con la lluvia y no le temo a los truenos.
Sí, debo confesar también, que me pegué en el nervio del alma,
ese que hace que descubras partes internas
que no sabías siquiera que existían.
Cuando te golpeas un brazo, te lo acaricias para aliviarlo,
pero si el golpe es en el alma, simplemente no hay forma,
así que tuve que soportar el dolor del golpe.
Y por extraño que parezca, agradezco el porrazo,
me di cuenta que tengo mucho aún que sentir
y que era sólo un previo, un antes, un pasado,
una antesala a la verdadera emoción, esa que vale la pena,
y aprendí...
Cada una de nosotras somos un pequeño mundo lleno de pequeñas fisuras,
nos caemos y nos levantamos cada vez que nos suceden infortunios,
lloramos, tragamos polvo y nos volvemos a ilusionar, nos enamoramos,
nos desenamoramos, reímos, brincamos, nos rompemos
y la vida, las circunstancias y nuestros maravillosos genes,
nos vuelven a pegar.
Nuestra anatomía es sencillamente maravillosa,
porque nos permite experimentar toda clase de sentimientos,
amor, rabia, egoísmo, lujuria, gula, raciocinio, llanto, risas,
felicidad, alegría, tristeza, ambivalencia, tranquilidad.
Simplemente SENTIR...