Parodia al ser humano

01.06.2012 13:38

por Sarahi Fuster

                Esta mañana, mientras venía en el metro camino a mi trabajo se me ocurrió alegrarles el día con las cosas que nos suceden en la vida habitual, que resultan ser muy chistosas.

Limpiar la cocina...¿quién dijo que sólo con un trapo?

                Un buen día, ya saben, esos días en que el sol es brillante, la flojera por despertarse está en todo su esplendor, pero el hambre es tan mortal que los hace levantarse, se levantan y con el almohadazo en la cabeza se dirigen a la cocina. Entre sueños y comezón en la cabeza abren la puerta de la cocina y ¡oh sorpresa! la mesa está llena de los trastes sucios y comida que dejaron la noche anterior después de cenar.

Se sientan en una silla para pensar qué desayunar y dónde poner lo que van a desayunar. Abren el refri, tratando de olvidar el desma... que tienen en la mesa, perooo...¡nooo! se encuentran con que del refri ya salen mosquitos. Tratan de no poner atención a esas cosas, sólo piensan en que aún tienen sueño y que tienen hambre. Cuando por fin deciden qué comer, huevos con salchicha, van a la estufa...otro bendito desastre: hay aceite pegado en las hornillas, cacerolas enormes ocupan todo. El caso es que al final de verdad terminan por despertarse por completo y deciden limpiar la cocina. Entre que quieren y no, empiezan a acomodar las cosas de la mesa, tiran la basura, las migajas desperdigadas, se encuentran una nota que no encontraban ayer, un frasco de miel pegado a la mesa, en fin, ya que levantaron todo, se dan cuenta de que la mesa está pegajosa.

¿Y ahora con qué la limpian? pues agarran un trapito medio oloriento de por allí y lo mojan. Empiezan a limpiar la mesa, pero no se quita la miel pegada. Ahora buscan jabón, mojan el trapo de nuevo con jabón y lo vuelven a pasar por la mesa, la pin... miel no se quita, así que van por un zacatito. Ya que lo encuentran, de paso le dan una refriega a las hornillas, entonces pasan las cacerolas a la mesa, la cual por cierto ya estaba desalojada. Cuando terminan con las hornillas, voltean a la mesa y se topan con las benditas cacerolas. Bueno, pues, su hambre puede esperar a lavar las cacerolas. Cuando empiezan a refregarlas, resulta que una de ellas la usaron para freír plátanos con caramelo. Terminan haciendo ejercicio de brazo para quitar lo pegado en el sartén. Ya que acaban con eso se dan un suspiro, se sientan y se dan cuenta de que aún no desayunan. Se levantan rápido para preparar el huevo con salchicha, ya saben, el aceitito en el sartén, la cebolla, el huevo...total, al final terminan con un desastre igual al que se habían encontrado cuando llegaron. Así que va de nuez todo...(vuelve a leer el inicio jijijiji).

ESPERA MI PRÓXIMA PARODIA SOBRE EL VIAJE EN EL METRO :P.