Esto es lo que somos ya

07.08.2015 13:39

por Sarahi Fuster

Estaba posponiendo escribir esto que les quiero expresar porque no me consideraba lista para hacerlo. De hecho, debo decir que llevaba años ya queriendo sacarlo, pero siempre había algún detalle que me detenía. Hoy bastante escéptica de poder escribirlo, tomé la decisión de hacerlo. ¿Cuándo es cierto que estamos listos para hacer o ser lo que estamos buscando hacer o ser? ¿Acaso algún día lo sabremos con certitud?

Yo, aquí, moviendo mis dedos con velocidad rápida para escribir mis pensamientos, no estoy segura de si ya soy eso que siempre he buscado ser. Es en estos momentos cuando observo que de algún modo vivimos en nuestros pensamientos de ayer y nuestros pensamientos de mañana (a veces incluso en nuestros pensamientos de aquí a 10 años). Nunca estamos listos para nada, siempre creemos que algún día lo estaremos, lo cual me lleva a la paradoja de si ya somos lo que en algún momento creímos que seríamos o si aún nos falta un camino largo por serlo.
 

La vida es mágica ya en sí misma, desde el momento de nuestra concepción y todo el proceso anterior a la misma, ya saben, nuestros padres enamorándose, conociéndose y amándose hasta concretar el acto que nos hace existir, me parece que ya es bastante mágico que de entre millones de espermatozoides hayamos resistido nosotros (una historia ya bastante choteada). Sin embargo, es algo muy real, desde nuestra concepción ya EXISTIMOS. ¿En realidad estoy lista para escribir esto que estoy escribiendo? No lo sé, pero supongo que el simple hecho de estarlo haciendo me hace estar lista.

Sé que puede sonar complicado todo este rollo, pero a veces nos hace mucha falta regresar a lo básico de nuestro pensamiento, volver a nuestro pensamiento infantil en el que nos hacíamos preguntas tan simples como porqué el cielo es azul.

Todas las noches miro hacia el techo (no al cielo porque estoy en mi cuarto y hay techo) y replico en voz baja mientras duermo “Dios, Padre, mi búsqueda ha terminado”. Después mi abuelita se acerca a mí a darme un beso en la frente, mientras mi madre me grita con gran entusiasmo (como ella siempre es) que pase buena noche. Es lo único que tengo en ese momento, no hay nada más. Mis pensamientos se apagan y mi cuerpo descansa en paz…”mi búsqueda ya ha terminado”.

Desde pequeños nos enseñan a educarnos, a ser amables con las personas, a tener modales, incluso a aparentar frente a las personas, nos enseñan a amar, a pedir, a perdonar y a pedir perdón; hay padres que por desgracia enseñan a sus hijos a engañar, a ultrajar, a lastimar y a sacar ventaja (todo con tan sólo el propio comportamiento de los padres) en una palabra a sobrevivir sea cual sea la vía. Vamos aprendiendo a ser algo que muchas veces la gente quiere que seamos. Así, aprendemos a que siempre debemos tener más, ser más, ambicionar más. Si tan sólo nos enseñaran a SER, a construir nuestro propio ser día a día, si tan sólo nos dijeran que por el simple hecho de SER ya SOMOS FELICES y que no hay nada más grande que nuestro propio ser y vida (con experiencias, conocimientos, etc.) que nos haga falta. No hablo de conformismo, como siempre lo digo en mis artículos, hablo de aceptar todo lo que tenemos tal cual es. Vemos que surgen problemas como la baja autoestima, la depresión, el estrés, las enfermedades, el desamor, la infidelidad, el siempre inconformismo que nos trae tanto desorden, las matanzas, las guerras, el maquiavelismo, la injusticia, la ignorancia, etc., etc., etc. ¿será que todo eso proviene de nuestra ambición, de nuestra falta de aceptación de nuestra propia realidad?
 

No necesitamos demostrarle al mundo entero quiénes somos y qué hacemos porque ya lo SOMOS, y para quienes creen en Dios, lo único que necesitamos es estar bien ante los ojos de Él, ante lo que Él consideraría como bueno, bello y amoroso a su propia semejanza (remitirse a la Biblia). Entonces ¿por qué insistimos en seguir buscando? ¿qué buscamos con exactitud? ¿el futuro que aún no existe? ¿modificar el pasado que ya existió?

Sin darnos cuenta, desde pequeños hemos creado lo que somos ahora, en este preciso segundo de vida que estamos existiendo. Llevo aproximadamente 30 minutos a partir desde que comencé a escribir este artículo y lo único que deseo en este momento es seguir escribiendo pues es lo único que tengo en mis manos y en mi mente por ahora, lo demás sigue su curso por sí solo y muy, muy seguramente, este acto que estoy realizando está ya construyendo mi futuro.

Creo que si todos nos tomáramos un minuto para observar nuestro presente, nuestra vida reducida a este preciso segundo empezaríamos a vivir y a comprender nuestra razón de existir.

Vaya complejo el pensamiento que Dios nos dio, tanta inteligencia, tanta perfección en nuestro cerebro, tanto razonamiento, tanta palabra, tanta expresión, tanta libertad de albedrío para elegir quiénes queremos ser, y tantas personas a nuestro alrededor para interactuar y aprender…y terminamos diciendo que “aún no hemos logrado llegar a la cima”.

¿Estaba lista para escribir este artículo ahora? Sí. Mañana tal vez mi verdad sea otra. Tantas preguntas, todas a un sólo objetivo ¿por qué existimos? ¿cuánto amor podemos dar? ¿cuánto daño podemos hacer? ¿cuánto queremos aprender? ¿cuánto queremos rechazar?

El infinito...