Siguiendo la línea de esta misma reflexión, creo firmemente que el “AMOR PROPIO” (sí, con mayúsculas, porque es así como se le merece referir a nuestro Yo, con reverencia y grandeza) es quizá una de las claves para el cambio de curso de nuestro amado país. Hemos estado viviendo con tanta carga física y mental que nos hemos vuelto el violador y violado; en el enjuiciador y enjuiciado; en el destructor y destruido; en el difamador y difamado; en el castigador y castigado; en el agresor y la victima; en el abusador y abusado. Así que sufrimos el ataque a nuestra tiranía y sentimos lo que siente el otro. Entonces al hacer el repaso de nuestra vida encontramos cómo hemos estado definiendo a nuestro “Yo espiritual” . Sentimos el abando en el cual nos hemos abandonado. Reflexionamos ante la culpa excesiva que nos echamos a nosotros mismos. Por tanto, lo que nos sucede ahí es que quedamos cargados por las problemáticas que día a día se vive y por medio de esta revelación tenemos que quitarnos esas cargas y darle amor al “Yo espiritual” . Los invito a perdonarnos y perdonar a los demás por estas cargas infundadas y auto-castigadoras, a definir como maestros de la luz a nuestro “Yo”. Cuanto más se dota de poder al Yo, más asombrosa es la realidad de ese Yo. Amémonos, perdonémonos y empoderemos nuestro Yo y, por tanto, nuestro hermoso México y su grandioso pueblo.